Errores comunes al contratar una constructora: Historia real de un promotor
La historia de un promotor y la empresa “perfecta” (pero sin experiencia)
Hoy te voy a contar una historia muy típica en el mundo de la autopromoción, y créeme, ocurre más de lo que te imaginas. Empieza como la mayoría de las aventuras de construir una casa: un promotor que, con toda la ilusión del mundo, tiene ya su proyecto, su arquitecto técnico (el famoso aparejador) y ha solicitado la licencia de obra. Después de eso, pide presupuestos y… a esperar.
Como suele suceder, el promotor encuentra una empresa constructora que parece ideal. Tiene buena pinta, con plazos establecidos y penalizaciones si no los cumplen. Todo suena perfecto, salvo por un pequeño detalle: la empresa es nueva y no tiene mucha experiencia en el sector. Pero, ¿qué más da? Al final, todos tienen que empezar por algún lado, ¿no?
El largo (y frustrante) proceso de la licencia de obra
Lo primero que sucede, y no es ninguna sorpresa, es que la licencia de obras tarda casi un año en salir. Sí, un año entero. Esto no es raro, de hecho, es lo que muchos promotores experimentan en España. Los ayuntamientos suelen ir a un ritmo propio cuando se trata de estos trámites. ¿Te suena familiar? Seguramente sí, porque en mi newsletter ya he mencionado lo lento que puede ser el proceso burocrático para obtener la licencia.
Pero bueno, finalmente la licencia llega. Después de tanto tiempo esperando, el promotor y la empresa constructora vuelven a reunirse para repasar los detalles antes de comenzar con las obras. Y aquí llega la sorpresa: la empresa, pese a la subida de precios que se ha dado durante ese año de espera, mantiene el presupuesto original. ¡Un alivio!. Parece que es un gesto de buena fe, ya que la empresa está empezando y quieren hacerlo bien.
El inicio de las obras: las primeras señales de alarma
Las obras comienzan con el sótano. Hasta ahí, todo va según lo planeado. El problema surge cuando llega el momento de continuar con la estructura de la casa. La empresa empieza a dar largas, retrasando el trabajo sin una explicación clara. Mientras tanto, para que los obreros no se queden parados, la empresa les propone a los promotores algo adicional: hacer la piscina.
El promotor, confiado, acepta el presupuesto de la piscina y paga el 50 % por adelantado. Las obras de la piscina empiezan, pero rápidamente se quedan a medio hacer. ¡Qué frustración!
La estructura de la casa y más presupuestos inesperados
La situación se complica aún más cuando llega el turno de montar la estructura de la casa, que estaba diseñada en steelframe, una técnica que permite construir con rapidez y eficiencia. La empresa había asegurado que traerían la estructura ya montada desde el taller, pero para sorpresa del promotor, comienzan a montarla in situ. La confusión es total, pero para no paralizar las obras, el promotor sigue adelante.
Y por si esto fuera poco, la empresa constructora les propone hacer un muro de contención que supuestamente es necesario. El promotor, queriendo evitar más problemas, acepta el presupuesto y vuelve a pagar otro 50 % por adelantado. Pero, a partir de aquí, las cosas se ponen feas.
Muy feas.
El silencio más inquietante
De repente, los obreros dejan de aparecer en la obra. Ya no hay ruido de máquinas, ni trabajo en marcha.
Pasan los días y no hay señales de vida. Ni obreros, ni jefe de obra, ni nadie. El promotor intenta llamar a la empresa, pero no hay respuesta.
La empresa ha desaparecido. Es entonces cuando el promotor descubre que no está solo en este desastre. Otras familias, que también habían confiado en la misma empresa, están en la misma situación, habiendo perdido incluso más dinero.
¿Qué se hizo mal?
Este es un caso claro de promotores que, sin quererlo, hicieron todo mal. Aceptaron presupuestos sin asegurarse de que la empresa tuviera la capacidad para cumplir con ellos, pagaron por adelantado sin verificar el progreso, y confiaron ciegamente en una empresa sin experiencia suficiente. Este tipo de errores pueden suceder fácilmente si no se tiene la formación adecuada para manejar un proyecto de construcción.
¿Cómo evitar que te pase lo mismo?
La clave para evitar caer en este tipo de trampas y errores está en formarte como promotor. No puedes simplemente lanzarte a construir una casa sin conocer bien cómo funciona el proceso. Necesitas entender los plazos, los presupuestos, cómo negociar con las empresas, qué señales de alerta debes tener en cuenta y un largo etcétera.
Por ejemplo, aquí algunos consejos prácticos para no cometer los mismos errores:
- Investiga bien a las empresas: Antes de contratar, asegúrate de que tienen experiencia comprobada. No te dejes llevar solo por la «buena pinta» de su presentación.
- Paga por fases, no por adelantado: Evita pagar grandes cantidades por adelantado sin ver avances claros en la obra. Lo ideal es ir liberando pagos conforme se vayan completando las fases acordadas.
- Pregunta y asegura plazos: Si algo no te queda claro, pregunta hasta entenderlo. Y si hay retrasos constantes sin justificación, es una señal de que algo no está bien.
- No te confíes por las apariencias: Que una empresa te mantenga el presupuesto después de un año suena genial, pero a veces puede ser una señal de que necesitan desesperadamente cerrar el trato, y eso no siempre es bueno.
Conclusión: Formación, formación y más formación
Para evitar los problemas que te hemos contado, lo más importante es informarse y formarse como promotor. No puedes confiar en que todo saldrá bien solo porque contrataste a una empresa. Debes estar al tanto de cada paso y asegurarte de que las cosas se están haciendo correctamente.
El proyecto es tuyo, y como tal, tienes que tener control sobre él. Así que, antes de lanzarte a la aventura de construir tu casa, aprende lo necesario para tomar buenas decisiones. ¡Tu tranquilidad futura te lo agradecerá!