El error de confiar en un arquitecto que trabaja para la constructora
Hace un tiempo, hablé con una autopromotora que, hacía pocos meses, había terminado su casa y ya estaba disfrutando de vivir en ella. Sin embargo, se encontró en el buzón una nota de una inmobiliaria. El mensaje era claro: les interesaba su casa y creían que podrían venderla rápidamente. Como es natural, estuvo considerando la oferta, ya que su casa es realmente espectacular.
En nuestra conversación surgió un tema que, según ella, es algo controvertido. Es de esas personas que ha pasado por la experiencia de que el «zorro» esté cuidando a las gallinas. Esto se refiere a cuando el arquitecto, que debería estar trabajando para ti, en realidad lo está haciendo para la constructora.
¿Qué significa esto realmente?
Imagina que has contratado a un arquitecto para construir tu hogar soñado. En teoría, este profesional debe velar por tus intereses, asegurándose de que cada detalle se ajuste a lo que tú deseas. Pero aquí es donde entra el problema: si el arquitecto está más alineado con la constructora que con tus intereses, podrías enfrentarte a una situación compleja.
El gran error que cometen algunos autopromotores es no darse cuenta de esta dinámica. Un arquitecto puede tener dos tipos de clientes: tú, que probablemente solo construyas una casa en toda tu vida, y la constructora, que le encargará varios proyectos al año. Es evidente que, en muchos casos, el arquitecto podría verse tentado a proteger la relación que tiene con la constructora en lugar de defender tus intereses.
¿Cómo ocurre esto?
A menudo, los promotores inexpertos cometen el error de contactar primero con una constructora, pensando que así simplificarán el proceso. Algunos incluso optan por paquetes completos que incluyen la compra de la parcela, la construcción y todo lo demás, creyendo que esta es la opción más sencilla. Sin embargo, lo que realmente están haciendo es poner al «zorro» a cuidar de las gallinas.
Este tipo de acuerdos, donde la constructora y el arquitecto tienen una relación previa, pueden generar numerosos problemas durante la obra. Imagina que surge una discrepancia en cuanto a la calidad de los materiales o el acabado de la obra. ¿A quién crees que defenderá el arquitecto? ¿A ti, que lo has contratado una sola vez, o a la constructora que le ofrece proyectos constantes?
La respuesta es clara.
Por eso, es fundamental que te informes y te formes antes de lanzarte a un proyecto de autopromoción. Construir una casa es probablemente una de las inversiones más grandes que harás en tu vida, y enfrentarte a todo el proceso sin el conocimiento necesario puede ser un gran error.
¿Qué puedes hacer para evitarlo?
Mi recomendación, como siempre, es que te eduques sobre cada paso del proceso. No se trata solo de confiar en los profesionales que contratas, sino de entender qué es lo que están haciendo y por qué. Pregunta, investiga, busca segundas opiniones. En definitiva, involúcrate en cada etapa del proyecto.
Recuerda que, a menos que seas un empresario acostumbrado a manejar grandes sumas de dinero, es raro que vayas a hacer otra inversión tan significativa como la de construir tu propia casa. No es el momento de ir a ciegas ni de confiar ciegamente en terceros. Es tu hogar, tu dinero y tu futuro lo que está en juego.
Así que no te lances al vacío sin más. Infórmate, pregunta, y asegúrate de que todos los profesionales involucrados en tu proyecto trabajen realmente para ti y no para otros intereses.
Solo así podrás evitar que el «zorro» cuide de tus gallinas y construir la casa de tus sueños sin sorpresas desagradables en el camino.