El Papel del Arquitecto y Aparejador en la Dirección de Obra
Veo muchas quejas por todas partes sobre el tema de la dirección de obra. Muchos promotores piensan que dirigir una obra implica estar allí todos los días, como si el arquitecto y el aparejador fueran a mudarse a la obra. Si puedes pagarlo, genial, pero déjame contarte cómo funciona realmente y por qué no es necesario.
Funciones principales del arquitecto y aparejador en la dirección de obra
Primero, debes tener en cuenta que el arquitecto tiene que cubrir con su seguro la estructura de tu casa durante 10 años. Esto no es poca cosa; hay que pagar un seguro de responsabilidad civil, y la responsabilidad que asume el arquitecto no se puede cuantificar simplemente en términos económicos. De hecho, se podría decir que un 50% del coste de la dirección de obra para ti como promotor, corresponde a pagar esta responsabilidad. Y no te equivoques, esta responsabilidad puede llegar a meter a alguien en la cárcel si las cosas salen mal.
El control que va a realizar el arquitecto sobre la obra, es de nivel general.
El aparejador, por su parte, también comparte esta responsabilidad, y su papel es fundamental para que la ejecución de la obra se lleve a cabo correctamente. Se va a ocupar de realizar un control mucho más pormenorizado que el que realiza el arquitecto. Pero no se trata solo de estar presente, sino de garantizar que todo se haga según el proyecto y cumpliendo con las normativas vigentes.
Y hay muchas formas de hacerlo.
Precios de la dirección de obra: arquitecto y aparejador
Ahora, supongamos que tanto el arquitecto como el aparejador te cobran 4.000 euros cada uno por la dirección de la obra. Este es un precio bastante estándar. De esos 4.000 euros, 2.000 corresponden a la responsabilidad y los otros 2.000 a la dirección en sí. Así es como yo lo veo.
Normalmente, se visita la obra una vez por semana. Visitas más frecuentes son bastante raras, y menos visitas son más comunes de lo que piensas. Si asumimos que tu casa tardará en construirse un año (lo cual es optimista), estamos hablando de 52 semanas. Pero entre días festivos, imprevistos y demás, digamos que se visitará la obra 45 veces. Eso equivale a unos 50 euros por visita, teniendo en cuenta desplazamientos y el tiempo dedicado. Francamente, es un precio de risa si consideras todo lo que implica.
Además de estas visitas, los técnicos realizan una gran cantidad de trabajo «invisible» para ti: revisiones de planos, documentación, coordinaciones con otros profesionales y resolución de imprevistos. Todo esto suma tiempo y esfuerzo que no siempre se ve, pero que es crucial para el éxito de la obra.
Supervisión en la obra: ¿por qué no siempre están el arquitecto y el aparejador?
Aquí es donde algunos promotores se confunden. Ven algo que no les gusta un miércoles, pero no han contratado a buenos técnicos o han optado por el «chiquiprecio» con trabajadores sin experiencia ni formación adecuada. Luego, cuando algo sale mal, la culpa siempre parece recaer en el arquitecto o el aparejador, aunque estos no sean quienes están ejecutando el trabajo día a día.
Si realmente quieres que el arquitecto o el aparejador estén en la obra todos los días, prepárate para pagar más. Añade otros 2.000 euros al presupuesto y pide que vayan dos veces por semana. Pero aun así, habrá errores. Y es que esta película no funciona como piensas.
Cómo ser un buen promotor: claves para construir tu vivienda con éxito
Si después de todo esto, te das cuenta de que ser promotor implica más que quejarse y exigir, y si realmente confías en los profesionales que contratas, entonces tienes potencial para ser un buen promotor. Si eres de los que entiende que un pequeño defecto no es el fin del mundo porque sabes que se puede arreglar, entonces estás en el camino correcto.
Y si te reconoces en esto, te interesará leer más y aprender cómo gestionar bien tu proyecto. Porque la realidad es que dirigir una obra no es estar allí 24/7, sino saber confiar en los profesionales que contrataste y entender que no todo siempre sale perfecto, pero que con el equipo adecuado, todo tiene solución.