Esta es una forma, con la que te puedes ahorrar dinero al construir tu casa.

Y depende de ti.

La historia que te voy a contar a continuación, es algo en lo que no dejarás de pensar en los próximos días y que, posiblemente, cambie tu idea sobre la forma en la que piensas construir tu casa.

Navidad de 2021 a 2022.

En un pequeño pueblo de la provincia de Granada, dos autopromotores estaban construyendo sus casas.

Muy cerca la una de la otra. En el mismo barrio.

Sus obras apenas se distanciaban 300 metros entre sí.

Vivienda unifamiliar aislada con sótano, planta baja, planta primera y piscina.

Solo se diferenciaban en que el terreno de uno era más grande que el del otro, pero las casas en sí, eran casi idénticas en superficie.

Unas casas muy parecidas estéticamente también.

No te voy a dar sus nombres reales, así que digamos que los promotores se llamaban Andrés y Antonio.

Andrés, (yo era su arquitecto), ya tenía su estructura terminada y ya tenía bastante claro que iba a hacer el resto de la obra por oficios, porque con los presupuestos que tenía con constructora, el dinero no le alcanzaba para terminarla.

Le faltaban unos 40 mil euros.

Antonio había comprado un llave en mano, pero la empresa constructora quebró y él se quedó con el proyecto para continuarlo. La estructura estaba ya construida pero la obra llevaba parada unos 6 meses. Ninguna empresa encajaba en sus números. Y no porque no tuviera el dinero. Es que no le daba la gana pagar lo que valía realmente la casa.

Te sigo contando.

Andrés, un día me llamó para tomar café y explicarme sus planes.

Me explicó.

Y yo le pregunté, viendo lo que se venía encima, que qué necesitaba de mí. Que fuera más específico porque lo que me estaba contando no iba a ser una dirección de obra normal y corriente.

Me dijo que él iba a poder ir todos los días a la obra durante los próximos 3 o 4 meses, porque estaba de baja por paternidad.

Y que necesitaba ayuda.

Que necesitaba que yo fuera todos los días por la obra al menos una hora.

Yo, que vivía a 10 minutos de la obra, yendo a pie, vi que era una oportunidad de profundizar en algo que en mayor o menor medida, ya venía haciendo. Y seguro que podía llevarme un buen aprendizaje.

Yo ya había ayudado a algunos de mis clientes a bastantes cosas durante la obra, pero nadie me había pedido jamás que estuviera todos los días en la obra.

Le puse precio a mis servicios, nos dimos un apretón de manos y adelante.

Andrés ya había buscado un albañil que comenzaba en 2 semanas.

Y tenía vistos presupuestos del resto de oficios, pero faltaba decidir. Quería que yo también lo ayudara en eso.

Genial. Sin problema.

Era como si él fuese a ser el constructor de la casa y juntos fuésemos a hacer de jefes de obra.

Se retomaron los trabajos. Todo empezó y fue de maravilla.

Es la obra en la que más he disfrutado en toda mi carrera.

Porque a mí, me gusta la obra. Soy un arquitecto rarete.

Ya deberías saberlo, que me lees todos los días.

Vamos con Antonio.

Antonio que tenía su obra en la calle de al lado de la de Andrés (y estaba todos los días en su estructura sentado viendo la vida pasar), al ver que se retomaban los trabajos, empezó a venir a diario por la obra de Andrés.

¿Es que no trabajaba? No. No al uso. Se dedicaba a gestionar su patrimonio. No era un tipo que fuera corto de pasta, como ya te he dicho. Por eso estaba por su obra todo el día haciendo el canelo.

Y empezó a ir por la obra de Andrés todos los días.

Al principio se pasaba a saludar. Unas palabras y adios.

A los pocos días, empezó a hacer preguntas.

A todas horas.

Antonio no paraba de hacerle preguntas a Andrés, al albañil, a mi… desde fuera de obra.

Incluso incomodaba, porque los entretenía. No se cortaba un pelo ni cuando yo estaba por allí.

Hasta que ya hubo que llamarle la atención porque empezó a entrar a la obra. Se encargó de hacerlo Andrés. No podía ser que se tomara esas licencias.

Nosotros solíamos decir que estaba viniendo a tomar apuntes. Que nos estaba usando como escuela taller.

Antonio decidió que quería hacer su casa exactamente igual a como lo estaba haciendo Andrés.

Que si por favor, le pasaba los contactos.

Nosotros, queríamos que a Antonio le fuera bien haciendo su casa. Andrés accedió encantado.

Albañil, electricista, fontanero, impermeabilizadores y aislamiento, metalista para las ventanas, carpintero y empresa para la climatización.

Incluso decidió cambiar de arquitecto y contratarnos a mí y a mi aparejador.

Le dije, que si él quería hacer lo mismo que Andrés, que yo podía hacer para él el mismo trabajo que estaba haciendo para Andrés.

Me dijo que él podía hacerlo solo. Que no necesitaba eso.

Solo me necesitaba como director de obra y al aparejador como director de ejecución.

Antonio además se encontró con la suerte de que el albañil de Andrés pudo encajar su agenda para que él fuera el siguiente tras terminar la obra de Andrés.

Andrés terminó su obra ahorrándose más de 30 mil euros con respecto al presupuesto que tenía de la constructora.

Todo un éxito.

Sigamos con Antonio.

Todo pintaba genial para Antonio.

Mismo arquitecto. Mismo aparejador. Mismo albañil. Mismos industriales para todas las instalaciones. Mismo metalista. Mismo carpintero.

¿Resultado?

Un desastre.

Un absoluto desastre.

Cuando llevábamos un par de semanas de obra, Antonio ya estaba intentando que yo le llevara el asunto totalmente gratis.

¿Cómo? Me llamaba a mi o al aparejador cada 2×3 para que fuéramos por la obra para auténticas chorradas.

Para que le enseñáramos cómo ser una constructora. Y que le enseñáramos gratis.

Al principio fui varias veces. Pero dejé de hacerlo pronto.

Este tipo, lo único que quería, era aprovecharse de mí. De mí y de todo el que pisaba su obra.

A los 4-5 mess de obra, tuve que renunciar como director de obra.

Allí no había manera de poder trabajar. Ni yo, ni nadie.

No fui el único en abandonar.

El albañil también abandonó. Una semana antes que yo.

Los de la climatización también.

El fontanero se fue también.

El que le hacía la piscina también.

El electricista si siguió. No sé si sigue allí a día de hoy.

No sé qué pasó con los demás.

Y creo que ya van 3 o 4 arquitectos diferentes después de mi.

Él siempre encontraba la forma de convertir el día a día en la obra en un infierno.

A día de hoy, Andrés tiene su casa terminada y lleva más de 2 años felizmente viviendo en ella con su familia.

Antonio no tiene su casa terminada. Y no tengo ni idea de cuándo la terminará.

Si la termina.

¿Cuál fue la única diferencia?

No es que yo estuviera en la obra de Andrés todos los días y en la de Antonio yo solo hiciese mi trabajo como director de obra.

Eso no fue lo que marcó realmente la diferencia.

La diferencia es que Antonio no tenía ni idea de cómo llevar ni cómo coordinar una obra y no quiso aprender.

Si llevas tiempo en mi lista de correo ya me habrás leído seguramente, que no es el trabajo del arquitecto ni del aparejador coordinarte la obra. Ni tampoco darte clases de construcción.

Y eso es así.

A no ser que lo pagues y accedan a ayudarte a hacerlo.

Te aseguro que sé de lo que estoy hablando.

Desde que dirigí mi primera obra hace ya más de 10 años, muchas de mis obras han sido muy cerca de mi casa.

Obras a las que podía ir andando o en bicicleta y algunas para promotores que eran amigos míos desde la infancia.

Y a varios, los he ayudado a coordinar la obra en mayor o menor medida. A revisar presupuestos, a buscar opciones.

Los he ayudado a muchas cosas que son necesarias.

Sé lo que necesitas para poder construir tu casa por oficios y me las he visto de todos los colores en obra.

Cuando hablo de este tema, nunca es de oídas. Lo he vivido en primera persona muchas veces. Para eso he sacado este curso.

En el curso, te cuento cosas como estas:

  • Un plano importantísimo, que casi ningún proyecto que he visto lo contiene, y que lo complica todo. Si no está, te puede costar miles de euros.
  • Lo que incluyo en mis planos, que hace que los estructuristas estén como locos por trabajar en mis proyectos.
  • La forma infalible de descubrir si tu proyecto es un proyecto tipo copia y pega. Con solo echar un vistazo ya sabrás si tu arquitecto ha hecho un buen trabajo.
  • Lo que siempre hago en mis proyectos que evita muchas discusiones en la fase de estructura. Así no te encontrarás facturas extra en esta fase.
  • ¿Tu coordinador de seguridad y salud es un flojo? Compruébalo haciendo esto tan sencillo y que casi nadie hace. Te ayudará a dormir tranquilo.
  • Algo muy muy simple (pero que nadie te cuenta) para poder coordinar los oficios adecuadamente. Increíblemente sencillo y eficaz.
  • Lo que tienes que evitar a toda costa para palmar un montón de pasta antes de poner ni un ladrillo. Algunos te meterán prisa por empezar. No les hagas ni caso.
  • La mejor forma en la que puedes dividir la obra en fases. Ya sabes lo que dice el dicho: “divide y vencerás”. Pero divide bien.
  • Una grandísima ventaja de no vallar tu solar al principio.
  • Lo que yo hago para planificar correctamente las ayudas de albañilería necesarias para las instalaciones.
  • Ni se te ocurra comenzar la obra sin esto. Atención.
  • Cómo hacer que el albañil se enamore de ti nada más ver tus planos.
  • Una de las mejores cosas que puedes hacer para ponérselo fácil al que debe aprobar tu licencia. (Y no es regalarle un jamón).
  • La forma infalible de pillar al albañil si te quiere hacer trampas con las ayudas.
  • Por qué es muy importante que algunos planos se terminen desarrollando más a fondo durante la obra.
  • Mucho ojo con esto para que se pueda avanzar en la albañilería.
  • El momento en el que tiene que venir el carpintero a la obra. Si no viene, habrá problemas.
  • Algo que pueden empezar a pasarse unos a otros como una patata caliente. Pero está muy claro a quien corresponde según el cerramiento que tengas.
  • Ni se te ocurra ejecutar las divisiones interiores antes que esto.
  • No solo el albañil va a tener que realizar ayudas. Asegúrate que este otro profesional te las incluye en su precio de ser necesarias.
  • Antes de finalizar los acabados, exige que te hagan esto.

ATENCIÓN. HAY ALGO QUE NO TE ESPERAS.

Este curso, dura en total 2 horas, 42 minutos y 41 segundos.

Es para que puedas aprender y decidas si quieres coger el camino de construir por oficios con o sin la ayuda de un técnico.

O para que puedas decidir que ese camino no es para ti.

De esa forma, habrás evitado una bala que Antonio no quiso evitar por culpa de su soberbia.

Preguntas que es normal que te hagas.

¿Qué incluye el curso?

Casi todo. Me refiero a casi todo sobre lo que verdaderamente necesitas para poder construir por oficios y ahorrarte algo de dinero. Los fallos que no deberás cometer nunca y que son muy habituales. Consejos e ideas que te ayudarán a aplicarlo todo de la mejor forma posible. Además de eso, podrás descubrir si realmente este camino es para ti o no lo es.

¿Cómo es el material?

Se trata de 4 videos de una duración total de 2 horas, 42 minutos y 41 segundos. Además, se incluye un ebook en pdf donde te cuento alguna que otra información extra que no está en los videos. El ebook tiene 27 páginas.

¿Y si yo no quiero construir por oficios?

Te sirve igualmente. Si te quieres hacer una casa, te sirve. Lo que vas a aprender sobre el proyecto y sobre la obra, no lo encuentras en ninguna otra parte.

¿Cuándo podré disfrutar de toda esta formación y conocimiento?

En cuanto lo compres, recibirás un email que pondrá SENDOWL de PepeSáez. En ese correo verás el enlace de acceso al curso y (IMPORTANTE) justo debajo, la contraseña de acceso.

¿Qué precio tiene?

250€ y nunca bajará de ese precio. Al contrario.

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* PepeSáez. Arquitecto.